Quise hacer lo que dijo el CEO de Airbnb y ofrecer un alojamiento barato. Es imposible por la legislación y los gastos en España

El CEO de Airbnb lleva tiempo hablando de cómo el maniquí tradicional de la compañía (maniquí replicado luego por otros servicios más poderosos, como es el caso de Booking) "se ha roto". Lo destacable es que, en vez de poner el foco en las grandes empresas que dominan este mercado o en la constitución que está permitiendo que el mercado actúe autónomamente, puso el foco en las personas. Pidió desmontar los precios.

Ahora admisiblemente: cómo de posible es ofrecer alojamientos muy baratos, según la distribución española. En este reportaje tenemos testimonios de dos personas que alquilan a través de Airbnb pequeñas casas, ambas comenzaron a arrendar muy de lance porque el objetivo era simplemente aventajar un boleto para ir cubriendo gastos, y  no el de enriquecerse con sus casas... hasta que han pasado cómo poner precios baratos no es tan sencillo, por todos los costos colchoneta que no benefician a los pequeños alojamientos, aunque sí a las empresas que acumulan muchos alquileres vacacionales.

Porque, como mucha gentío sabemos, Airbnb ya no es quedarte en la habitación de casa de cualquiera para hacer frente a parte de los gastos y poder compartir tu delirio con cualquiera circunscrito en su casa, sino que es un loft "cuqui" en el centro de alguna ciudad. Muchas veces, ese loft puede tener otros idénticos al banda, porque una empresa ha partido un suelo en varios, solo para meterlo en Airbnb.

Sin constitución por el medio, Airbnb pasó de ser cualquiera alquilando una habitación en casa para conocer gentío y compartir gastos, a ser un negocio multimillonario mediante el que la gentío con propiedades admisiblemente ubicadas o fondos de inversión millonarios que podían comprar viviendas en los centros de las  ciudades, comenzaron a comercializar con un admisiblemente central como es la vivienda. La polémica de los pisos de Airbnb es intolerante conocida.

Y, como veremos en este reportaje, la constitución que España tiene al respecto no beneficia a los particulares que quieren arrendar una propiedad. Sino que resulta mucho más idónea para las empresas que compran edificios enteros para destinarlo a inquilinato vacacional.

Costos de colchoneta muy altos

Para provenir un inquilinato turístico, por muy pequeño que sea, hay unos costos de colchoneta fijos: la tasa de la osadía municipal en los municipios donde está regulado; comprar la placa reglamentaria por encargo, con el número de osadía; el seguro de responsabilidad civil de carácter anual; extintores y carteles varios reglamentarios...

Luego, si la casa no cumple con todos los requisitos, hay que habilitarla. La regulación depende de cada Comunidad Autónoma, pero puede ser que esté estipulado como obligatorio tener un enchufe al banda del espejo del baño, por poner un ejemplo de poco muy concreto y, si no lo tienes, tendrás que hacer esas obras. Luego están impuestos como el IBI de la propiedad que pagas igualmente de forma anual.

Los impuestos que se pagan cuando llega la proclamación de la renta anual dependen de los ingresos de la persona y las ganancias totales, pero hablando con amigos que tienen espacios pequeños en inquilinato (un estudio, una casa...), calculan que el pasado año pagaron entre el 20 y el 25% de sus ingresos, sin tener unas grandes ganancias, solo sueldos normales.

Y luego están otros costes. Cuando alquilas una vivienda vacacional, es el propietario quien asume todos los gastos, no el inquilino (en un inquilinato común, es el inquilino quien paga su uso de luz, agua, internet, teléfono, pero en los vacacionales el viajero paga un boleto fijo, vaya a usar más luz o menos luz...). Hay que avalar la comunidad en el caso de los pisos y en cuanto a suministros, es ampliamente sabido que el precio de la luz en España es elevado.

Hace unos días fui a saludar a una amiga que venía del Comunidad. Ella tiene una casa pequeña, con capacidad para mayor cuatro personas, en inquilinato turístico. Es una casa pegada a la suya. Vivía allí antiguamente, hasta que la tribu creció mucho y no quiere que sea un inquilinato fijo porque a menudo la necesita para temas familiares. Pero decidió regularla para hacer un Airbnb y así ir cubriendo costes, de vez en cuando, de la casa nueva que hicieron para entrar toda la gran tribu.

Un día antiguamente le había llegado la disposición de agua con un coste trimestral de casi 200 euros. Descubrió que, al estar regulada como Vivienda Vacacional, en su municipio pasa a facturar como "aguas industriales". Y el impuesto por la basura igualmente y eso se traduce a 80 euros al trimestre. Es sostener, que su casa de unos 60 metros cuadrados en una pueblo y con visitantes de forma esporádica, ahora tiene el status de 'actividad industrial' y el precio de colchoneta por agua y basura es muchísimo más parada. Es raro que en su pueblo hay gentío con 10 apartamentos turísticos que están ubicados en un solo edificio y pagan exactamente lo mismo de precio colchoneta.

Algunos huéspedes no ayudan a tener precios bajos

Hablando del tema de suscripción de suministros, muchos son los huéspedes que no ayudan a poder ofrecerles un alojamiento de lance. Una de las protagonistas de esta historia cuenta cómo, en sus primeras visitas de Airbnb tenía un descuento constante (cuando te registras, o al menos en aquel momento, si no desactivabas el descuento, se aplicaba automáticamente para las 3 primeras reservas).

Una pareja tenía en semana santa (temporada entrada), una habitación por 13 euros cada uno la confusión. Hacía una temperatura de unos 30 grados fuera, eran días especialmente calurosos, pero la mujer se empeñó en que ella quería calefacción porque a ella le gustaba tumbarse con calor. No solo hubo que poner la calefacción, sino que no siguió las instrucciones de uso y la dejaba encendida cuando se iba de casa todo el día e incluso la dejó encendida cuando se fue del alojamiento, el día del check-out.

Regulaciones locales que imposibilitan los pequeños alquileres

Luego hay otras regulaciones locales que todavía hacen más complicado arrendar de lance como ha dicho el líder de Airbnb que hay que hacer. Por ejemplo, en Asturias, hace unos días se aprobó que es ahora ilegal arrendar habitaciones cuando es de forma temporal. Sino que hay que arrendar el estudio /casa íntegramente. Es sostener, que la nueva regulación mata del todo el maniquí tradicional en el que podías arrendar una habitación en tu casa para viajeros. Otra amiga tiene un estudio debajo del suyo en una pueblo con tres habitaciones. No quiere destinarlo a un inquilinato fijo porque muchas son las ocasiones que ella necesita darle uso propio, a lo espacioso del año.

Decidió arrendar por habitaciones para que la gentío que viaja sola pueda tener llegada a un sitio de lance donde quedarse y donde compartir zonas comunes con otros viajeros. Hay muchas personas que viajan  así y en Asturias, más allá de albergues de peregrinos (por esta región pasan dos itinerarios del camino de Santiago) y hostales de literas y habitaciones compartidas, la gentío que viaja sola a bajo precio no tiene opciones. Cobraba 18 euros por persona la confusión más lo que cobra Airbnb para una persona, en una habitación privada. Y, normalmente, se creaban espacios agradables en las zonas comunes de gentío que hacía amistad y igualmente alguna excursión juntos. Eso ya es inútil porque ahora tiene que destinar toda la casa que tiene capacidad para cinco personas, por lo que el precio es más caro de colchoneta.

Mientras hay tantas dificultades para estos alquileres pequeños, tenemos noticiero de cómo edificios enteros en ciudades como Oviedo son adquiridos por grandes empresas / grupos de inversores para destinarlos a pisos de inquilinato turístico de abundancia. Así se quitan de un plumazo otro escollo que encuentran los pequeños propietarios: estas grandes empresas no tienen que pedir permiso a la comunidad para poder cascar su vivienda vacacional, porque la comunidad entera es de ellos.

Y esto, mientras continúan los problemas de gentrificación de las ciudades y encarecimiento extraordinario del suelo, a los que la constitución no parece ponerle decisión.

El trabajo que supone tener un inquilinato turístico

Y a todo lo mencionado hay que añadirle el trabajo de resolver los alquileres vacacionales. Comprender el funcionamiento de las webs donde anunciarlo y los calendarios, resolver el anuncio, la virtud constante del espacio, objetar mensajes de los turistas o viajeros, resolver las cancelaciones... Los grandes propietarios suelen delegar estas tareas en una empresa.

Incluso comprender la regulación, los cambios en el registro de viajeros (que, en estos meses ha sido todo un lío con cambios en la regulación que al final no podían ser...). Todo eso son muchas horas de trabajo para un propietario pequeño.

En los últimos primaveras han proliferado las empresas que gestionan los alquileres turísticos y que tienen un costo fijo mensual, lo que ya aumenta igualmente los gastos fijos que luego hacen muy difícil arrendar a precios baratos y seguir las recomendaciones de los creadores de Airbnb.

Imagen | Foto de Rui  Silvestre en Unsplash

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