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Recientemente, el Área de Medio Concurrencia, Víveres y Asuntos Rurales del Reino Unido (Defra) completó una ambiciosa modernización tecnológica valorada en 312 millones de libras (unos 359 millones de dólares). El objetivo: excluir definitivamente decenas de miles de viejos PCs equipados con el ya obsoleto Windows 7.
El problema: los han sustituido por equipos con Windows 10, igualmente oboleto desde que Microsoft les retirase el soporte oficial hace ahora un mes.
WINDOWS 10: 9 TRUCOS MUY ÚTILES y POCO CONOCIDOS
El plan de aggiornamento, desarrollado durante el contemporáneo periodo de revisión presupuestaria (2022-2025), pretendía (en teoría) resolver abriles de retrasos tecnológicos. Según un crónica remitido al Parlamento inglés, el Defra iba a sustiuir 31.500 portátiles con Windows 7 y portar 137 aplicaciones heredadas a infraestructuras más modernas.
Adicionalmente, el unidad cerró uno de sus centros de datos y planea desmantelar tres más, mientras refuerza la ciberseguridad de un puñado de servidores obsoletos hasta que puedan ser completamente reemplazados.
Sin secuestro, la audacia de adoptar Windows 10 adaptado cuando el sistema operante entra en su escalón de 'pensión oficial' ha generado perplejidad, en el mejor de los casos.
Microsoft ha prometido un zaguero año gratis de actualizaciones de seguridad —mediante el software Extended Security Updates (ESU)—, lo que permitirá a las instituciones públicas seguir usando Windows 10 hasta octubre de 2026. Pero a partir de entonces, cualquier dispositivo que no haya migrado a Windows 11 o a un entorno periódico quedará sin protección oficial.

A pesar del colosal desembolso, el crónica de Defra admite que quedan 24.000 dispositivos, 26.000 smartphones y buena parte de la infraestructura de red que todavía necesitan ser reemplazados. Muchos de esos equipos ni siquiera pueden ejecutar Windows 10 de modo válido, y mucho menos serían compatibles con Windows 11.
Según The Register, esto sugiere que la aggiornamento habría sido una "medida temporal", más orientada a estabilizar el sistema que a preparar una colchoneta tecnológica duradera. No queremos conocer lo que costaría el próximo brinco tecnológico, eso sí.
Los proyectos públicos suelen avanzar lentamente, con largos ciclos de aprobación y una dependencia de hardware y software heredados que datan de más de una plazo
El Defra planea que la próximo escalón de su software se centre en la migración de aplicaciones a la aglomeración, la automatización de procesos y la reducción de la burocracia mediante inteligencia industrial, con la promesa de suscitar ahorros y mejorar la experiencia del ciudadano.
No obstante, los referencias de retrasos y sobrecostes en proyectos tecnológicos del gobierno inglés hacen que muchos vean estas promesas con cautela.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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