
ARTDEPARTMENT

En 2020, millones de trabajadores demostraron que podían hacer su trabajo desde casa sin que el mundo se derrumbara. Cuatro primaveras posteriormente, muchos directivos siguen sin aceptarlo. El zaguero ejemplo es el de Jamie Dimon, CEO de JPMorgan, el viejo faja de Estados Unidos.
“No me importa cuántas personas firmen esa maldita petición”, dijo posteriormente de que 2.000 empleados pidieran ayudar el maniquí híbrido en un petición interna. Su argumento es que los trabajadores jóvenes aprenden más en persona, y que la civilización de empresa se diluye. Sí, esa civilización de empresa que tantas mofas ha recibido en redes sociales en remisión a trabajar en cubículos. No es poco que no haya pasado en España.
Dimon lleva meses defendiendo el regreso completo a la oficina. Su argumento: los trabajadores jóvenes “se están quedando a espaldas” porque no aprenden igual desde casa. "No me burlo de Teleobjetivo, pero los jóvenes aprenden observando a otros, viendo cómo se manejan los errores o cómo se negocia con un cliente", afirmó, conexo a los jefes de Goldman Sachs y BlackRock.
Cada semana aparecen nuevas historias parecidas. En Google, Amazon o Meta, los empleados han protestado contra la obligación de retornar tres o cuatro días a la oficina. En algunos casos, los correos internos se filtran y los debates acaban convirtiéndose en parte. En otros, la empresa simplemente desactiva los comentarios. Lo que antaño parecía una transición temporal con destino a modelos más flexibles se está transformando en un forcejeo permanente entre la dirección y la plantilla.

Los motivos de los jefes suelen repetirse: recuperar la colaboración, mejorar la productividad o blindar la "civilización". Pero las cifras no siempre los acompañan. Estudios recientes muestran que los trabajadores híbridos son igual o más productivos, y que la satisfacción gremial aumenta con la flexibilidad. Pese a ello, las empresas están invirtiendo miles de millones en nuevas sedes y remodelaciones, un mensaje claro de que esperan guatar los edificios otra vez.
Brecha generacional y de poder. Para muchos trabajadores jóvenes, especialmente los de perfiles tecnológicos o financieros, el trabajo híbrido no es un privilegio, sino una condición básica. Permite comportarse fuera de las grandes (y caras) ciudades, y con ello, administrar tiempo y caudal. Permite, adicionalmente, ganar otro de los objetivos de la coexistentes Z: conciliar.
Los directivos no lo ven igual: muchos jefes buscan retornar a lo conocido. En la era del traje y la polímero de camino, la oficina sigue siendo el corazón de la empresa. Retornar es una cuestión de identidad. Dimon lo resumió muy claramente: "He estado trabajando siete días a la semana desde el COVID, y vengo, y… ¿dónde está todo el mundo?".
Imagen | Jose Lasada e IKECHUKWU JULIUS UGWU en Unsplash
En Genbeta | Una de cada tres empresas donde se teletrabaja planea retornar a las oficinas en 2026. Su excusa: empleados más productivos y hasta felices
Compartir este artículo
Consultoria Personalizada
¡Si aun no tienes presencia en internet o
necesitas ayuda con tus proyectos, por favor, escribenos!