La Gen Z está cada vez más harta de los jefes que les exigen atender emergencias constantemente, cuando no están salvando vidas

Ya hemos gastado que la reproducción Z, la más nuevo ahora adentro de las empresas, ha decidido repeler muchas dinámicas laborales que tradicionalmente han dictado el día a día en el trabajo. Varias son las tradiciones que están poniendo en peligro y hoy vamos a ver otra más que deja en evidencia poco que siempre ha estado instaurado y que puede que, viéndolo como lo ven los Gen Z, sea ridículo.

Hablamos de tener que ejecutar el trabajo con un enfoque frenético, tratar todo como si fuera una emergencia, aunque el objetivo final de la tarea no sea la de rescatar ninguna vida. Según un nuevo documentación que publica The Washington Post, las generaciones más jóvenes rechazan un enfoque frenético del trabajo que puede producir estrés excesivo y trastocar los límites de la conciliación sindical y personal.

"Es relaciones públicas"...., "es bienes humanos". Es afirmar, que "no es una emergencia". Hay profesionales jóvenes plantándose y ridiculizando en redes sociales esas urgencias que les imponen en las oficinas por temas tan banales como un protocolo de RR.HH, a veces por mala mandato de los tiempos de sus superiores, y no por una emergencia positivo de la vida o sanidad de una persona. Y de ahí, se niegan a aceptar que ciertas tareas tengan que ser una emergencia por la que estresarse y echar horas de más.

Seguro que ahora muchas personas de otras generaciones nos estamos sintiendo totalmente representados porque es poco popular. Personalmente lo he vivido en el pasado, en un oportunidad donde trabajaba donde quienes exigieron imponerse como jefes eran muy desorganizados y de repente querían plantar una reunión de última hora un viernes por la tarde por poco que a ellos les resultaba muy importante pero que efectivamente no lo era (efectivamente no iba a rescatar vidas ni la sanidad de nadie, como dicen los Gen Z) y que en toda la semana no habían querido o sabido encargar. Y, me tocó, repeler esas reuniones, educadamente y con mucho enfado de que fuera poco recurrente. 

"Podrías hacer lo mismo con tranquilidad"

Erica Marrison, una neoyorquina de 29 primaveras, ha compartido su historia con el Washigton Post. Explica que poco antaño de la pandemia, perdió a un ser querido y eso se unió a la tristeza de ver las muertes que la pandemia iba dejando. Le hizo percatar que, en lo que respecta al trabajo, "nadie es tan urgente como antaño".

Marrison, quien trabaja en periodismo de estilo de vida y moda, explica que disfruta de su trabajo pero tuvo que reevaluar qué es lo que puede ser una emergencia y qué no lo es: "La energía del día a día puede ser abrumadora, cuando podrías hacer la misma cantidad de cosas con tranquilidad", dijo. 

Agotamiento por las dinámicas establecidas

Expertos en relaciones públicas afirman que este se consideren a menudo uno de los trabajos más estresantes, a veces incluso en comparación con los de policía o bomberos. Datos de una pesquisa de Mujeres en Relaciones Públicas (Women in PR) destacan que un preocupante 66% de las mujeres en el sector incluso han considerado dejar sus puestos correcto al agotamiento. Y el problema suele ser las dinámicas laborales establecidas en torno a estas emergencias. 

Sentirse rendido en relaciones públicas no se es solo porque haya mucho que hacer." A menudo se alcahuetería de no tener límites claros entre el trabajo y la vida. Nos enorgullecemos de ser rápidos y adaptables, pero si no establecemos límites, cada tarea puede abrir a sentirse como una emergencia. Lo cierto es que no todo tiene que hacerse al instante. Sin confiscación, la presión por entregar las cosas de inmediato es constante y nos está afectando", explica un descomposición sobre este sector. 

Nia West-Bey, directora ejecutiva de la Colaboración Franquista para Políticas Juveniles Transformativas, afirma que los jóvenes de la red de la ordenamiento, que aportan una sólida perspectiva de ecuanimidad para personas con discapacidad a su trabajo, comentan que "existe un problema viejo en nuestra civilización de equiparar el trabajo con el valía y confundir la productividad performativa con el rendimiento positivo". 

Imagen | Foto de Vitaly Gariev en Unsplash

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