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He perdido la cuenta de las veces que me he sentado en reuniones donde se “cantan” KPIs como si fueran goles en una radiodifusión antigua. Gráficas por aquí, ratios por allá, pantallas llenas de colores… y, al consumir, nadie cambia nulo. Cuando pido conclusiones o decisiones, silencio. Es lo que yo llamo banalytics: la interpretación corporativa de la parálisis por el exploración. Mucha métrica, poca entusiasmo. Y así, un mes detrás de otro.
En este artículo te comparto una idea sencilla: el problema no son los datos, es cómo los usamos. Banalytics aparece cuando el Business Intelligence se convierte en un ritual de dashboards que no mueve ninguna palanca del negocio. Vamos a ponerle nombre, a entender sus causas, a evaluar su coste y, sobre todo, a construir una salida praxis para que tu inteligencia de negocio vuelva a ser eso: inteligencia que explorador decisiones.


Banalytics es analítica banal: informes que informan poco, paneles que no cambian nulo, reuniones que repiten lo que ya hemos trillado en pantalla. Es la sensación de orden sin el coste de arriesgarse. Su raíz no es técnica, es cultural: preferimos “mostrar” que estamos midiendo a “mojarnos” con una conclusión y contraer responsabilidad.
No hay que confundirlo con las métricas de vanidad. Las vanity metrics son qué mides mal (likes, impresiones, visitas descontextualizadas). El banalytics es cómo gestionas mal lo que mides: rituales de datos que no llevan a nulo. Son problemas distintos, aunque a veces vayan de la mano.
La parálisis por exploración es un engendro humano: cuanto más información y más incertidumbre, más buscamos el nota consumado para protegernos de la valor. En la empresa sucede igual: delante mercados volátiles, canales nuevos y tecnología que cambia, tendemos a “pedir otro documentación” para triunfar tiempo. Ese aplazamiento inteligente tiene un precio altísimo: la oportunidad se mueve y nosotros seguimos inmóviles.
Si lo has vivido, lo reconoces rápido: cuando la sigla no gusta, se pide otra segmentación; cuando el resultado no encaja con la intuición, se abre otro dashboard; cuando llega la hora de arriesgarse, se memorándum otra reunión. Esto no es civilización de datos: es miedo con PowerPoint.
Se ve venir. Estos son síntomas que no fallan:
Si marcas tres o más, estás en zona de aventura. Si marcas cinco, ya vives en banalytics.
Muchas áreas trabajan “por si quizá me lo piden”: producen informes para cubrirse, no para cambiar nulo. El BI se convierte en una factoría de PDFs, no en una factoría de decisiones.
Si el nota no es fiable, nadie se la juega. Se multiplica el documentación “variable” para inquirir una interpretación que nos convenga. Sin data governance y data quality, cualquier panel es discutible.
Confundimos comprar una inmoralidad con implantar una civilización. La útil importa; sin propósito y sin hábitos de valor, no vale de mucho.
Cuando BI “vive” en IT sin un sponsor en el comité, los paneles informan, pero no gobiernan. La dirección tiene que pedir conclusiones y validar decisiones; si no, el nota se queda huérfano.
El banalytics no solo desperdicia tiempo; erosiona la confianza en los datos. Ese es el daño profundo: equipos que dejan de creer en los paneles y vuelven a arriesgarse por inercia. A partir de ahí, cada euro en BI vale menos.
La pregunta honesta es: ¿qué valor sobresaliente has cambiado en los últimos tres meses gracias a tu BI? Si cuesta contestar, ya tienes la medida del problema.
Un BI sano no es el que más gráficos muestra, es el que más decisiones cambia. La diferencia se ve en el ritual de las reuniones y en el día a día:
| BI sano | Banalytics | |
|---|---|---|
| Propósito | Reponer una pregunta de negocio y arriesgarse | Demostrar que “medimos mucho” |
| Ritual | Documento → hipótesis → valor → responsable → plazo | Documento → más datos → otra reunión |
| KPIs | Pocos, ligados a objetivo y bonus | Muchos, de vanidad o desconectados |
| Utensilio | Al servicio del proceso | Protagonista estética del proceso |
| Resultado | Cambio observable en ventas, costes o satisfacción | Novelística bonita, mismo destino |
Si quieres profundizar en la cara positiva —el BI que sí funciona— aquí tienes nuestra explorador de fondo: Business Intelligence: ventajas reales y diferencias con Analytics.
El equipo celebraba cada semana récords de visitas y seguidores. KPI tras KPI de visibilidad. Nadie miraba la retención. Cuando alguno mostró el churn, la reacción fue pedir “otra interpretación del panel por cohortes”. El mes posterior, otra reunión; la tasa seguía subiendo. Se frenó en cuanto se ató el bonus del equipo a la retención y se redujo a la medio el repertorio de métricas de marketing. Menos dashboards, más foco.
IT generaba reportes automáticos a petición de cada radio. Todo el mundo tenía “su” dashboard. La dirección pidió un cambio: cada reunión debía cerrar con tres líneas: qué hemos aprendido, qué decidimos, quién lo ejecuta. A las seis semanas se eliminaron 60 informes, quedaron 12 paneles críticos y subió la velocidad de valor. El nota se volvió útil cuando exigió entusiasmo.
No se arregla con una “macro” nueva. Se arregla con disciplina y diseño del proceso. Te propongo un entorno simple que usamos a menudo:
Este entorno solo funciona si la dirección lo pide y lo protege. Si no, el sistema vuelve solo al confort del reporte.
Son solo cinco preguntas que te hago y que debes contestar con honestidad si quieres entender que está pasando ahora en tu estructura o equipo. Marca sí/no con honestidad:
Si tienes más “no” que “sí”, ya sabes por dónde asomar.
Banalytics es el espejo en el que no quieres mirarte: empresas que presumen de datos pero siguen decidiendo a ciegas. No caigas ahí. La esencia no está en tener más dashboards, sino en tener los pocos que cambian de verdad tus decisiones.
Si quieres asimilar a construir esa civilización de BI sólida y praxis, te recomiendo el Máster en Big Data y Business Intelligence o el MBA de IEBS. Porque el futuro no será de quienes acumulen más gráficos, sino de quienes sepan convertirlos en entusiasmo.
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