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Si ha habido un momento vírico por excelencia este verano ese fue la pillada al quienes eran el CEO y la jefa de capital humanos de la empresa Astronomer, en disposición cariñosa en un concierto de Coldplay y entreambos teniendo parejas. A raíz de esa polémica pillada, un ex empleado de Andy Byron en una empresa precursor contó que le estafó a él y a otros profesionales en el pasado, en una pasada que al directivo no le afectó porque tenía un "golden parachute" o paracaídas dorado.

Y ese término, del que poco se publica concede un enorme privilegio a los líderes de empresas si esta se va a pique, mientras deja a los trabajadores de primera segmento sin falta. Un paracaídas dorado se refiere a un empleado que recibe una importante indemnización por despido pero la polémica residen en que estas indemnizaciones suelen estar destinadas a altos ejecutivos y incluyen importantes bonificaciones en efectivo, opciones sobre acciones, indemnizaciones y otras ventajas.
Es asegurar que el término «golden parachute» se refiere a la comodidad de aceptar grandes beneficios económicos a pesar de encontrarse en la crítica situación de suceder sido despedido de la empresa. El objetivo suele ser el de atraer a grandes talentos en gobierno, los cuales buscan una red de seguridad en caso de despido.
En el mencionado caso de Byron en la empresa de software donde ejercía como ejecutor ayer de Astronomer, un ex empleado estafado por él cuenta su experiencia y deja claro por qué el "Golden parachute" se traduce en una enorme desigualdad. Según la historia que un hombre compartió en TikTok, el exdirector ejecutor engañó a varios inversores y trabajadores de la empresa para que invirtieran en ella.
@manshredda This experience not only lost me a lot of money. It also sent me into a burnout, 2 year depression and almost killed my marriage. I know I wasn’t the only one with those repercussions and I’m done being silent about it. #fyp #foryoupage #karmaisreal #coldplayconcert
El problema es que la empresa estaba quebrando. Por consiguiente, con el tiempo, los ejecutivos de la empresa se fueron con muchos millones y los empleados se quedaron con pérdidas de decenas y hasta cientos de miles de dólares.
Los ejecutivos tenían un 'golden parachute', un 'paracaídas dorado', que es un acuerdo entre una empresa y un ejecutor de stop rango que garantiza al ejecutor beneficios financieros sustanciales si pierde su trabajo adecuado a un cambio en la propiedad o control de la empresa, como una fusión o adquisición, según ha explicado Manfreda en sus redes.

Como explican los expertos, estos incentivos pueden traducirse en un conflicto de intereses: es posible que los ejecutivos no tengan un gran incentivo para rendir al mayor, ya que saben que su despido daría oportunidad a una cuantiosa indemnización. Por otro banda, está la rentabilidad y es que los paracaídas dorados suelen tener un valencia de decenas de millones, lo que puede perjudicar los márgenes y la rentabilidad de una empresa.

Mientras los empleados de nivel inferior, que a menudo son la columna vertebral de las operaciones diarias se enfrentan a despidos o salarios estancados en tiempos difíciles, sus directivos reciben grandes compensaciones incluso tras no suceder sabido mandar la empresa de forma exitosa. "Este marcado contraste pone de relieve profundos problemas sistémicos en el interior del gobierno corporativo, las redes de élite y el proteccionismo que protege a la élite empresarial", lo que aumenta aún más la desigualdad y lleva a los ejecutivos a eludir su responsabilidad en la caída de una empresa.
Encima del ya mencionado, hay momentos en la historia de grandes empresas en que el uso de este paracaídas dorado levantó polémica. Como recuerdan desde Career Principles, un ejemplo clásico es el de Carly Fiorina, antigua directora ejecutiva de Hewlett-Packard (HP) entre 1999 y 2005. Durante ese tiempo, la empresa llevó a extremo una gran ronda de despidos y sufrió una importante caída de su capitalización especulable.
Cuando se vio obligada a dimitir en 2005, Fiorina recibió 21 millones de dólares en efectivo y otras prestaciones por valencia de 19 millones de dólares adicionales. Esto llevó a los accionistas a presentar una demanda que fue desestimada por un magistrado federal en 2008.

El pasado año, los trabajadores de Boeing protagonizaron protestas por este tema. Dave Calhoun, que era director ejecutor de Boeing, se preparaba para jubilarse tras cuatro primaveras al frente de la empresa, durante los cuales no logró solucionar los mayores problemas de la empresa en materia de seguridad y control de calidad, que han dañado su reputación en presencia de los clientes. Aun así, se fue con sus millones de indemnización.

Para más inri, Calhoun ocupaba el cargo de director ejecutivo de Boeing desde 2019, cuando fue renombrado para dirigir la empresa tras el choque de dos de sus aviones 737 MAX 8 en un periodo de cinco meses, en el que fallecieron cerca de 350 personas. En aquel 2019, el que era el director ejecutor Dennis Muilenburg fue despedido, yéndose, según la información hecha pública, con 39 millones de dólares en efectivo y opciones sobre acciones como parte de su indemnización por despido, según informó una fuente a ABC News. Algunos informes situaron esa signo en un precio aún maduro.
Mientras tanto, aquellos que perdieron a un hogareño en uno de los dos accidentes mortales del 737 Max a principios de aquel año pudieron aceptar aproximadamente 144.500 dólares de un fondo de la empresa de 50 millones de dólares que se repartiría a prorrata entre los familiares de las 346 víctimas.
Imagen | Foto de Ricardo Gomez Angel en Unsplash
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