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En cuestión de días, Gemini —el chatbot de Google— ha pillado el nº1 de descargas en las listas de 'Top Free' de iPhone y Android en varios mercados, incluidos India y Estados Unidos. ¿El desencadenante? 'Nano Banano', el nuevo maniquí de publicación de imágenes interiormente de la app capaz (entre otras muchísimas cosas) de convertir retratos en figuritas 3D con estética hiperbrillante (y, sobre todo, tremendamente compartible en redes).
Google lo presentó oficialmente como parte de una modernización de Gemini, proporcionando ejemplos listos para replicar. La combinación de plantillas y prompts simples bajó la barrera de entrada, y de ahí a 'petarlo' en tu feed de Instagram/TikTok había sólo un paso.


Y así, Nano Banano consiguió atraer más de 10 millones de nuevos usuarios a la app de Gemini en pocos días tras el propagación.
En India, el intención fue meteórico: allí, se viralizaron igualmente las imágenes relativas al uso de 'saris' retro (la vestimenta tradicional femenina hindú) y a la estética Bollywood, multiplicando el ámbito. Perfectamente es cierto que allí las descargas de Gemini vienen superando a las de ChatGPT desde 2024.


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Pese a que las empresas del sector invierten millones en avanzar parámetros, ventanas de contexto o capacidades multimodales, la acogida masiva tiende a ganar cuando el producto genera un 'momento virulento': un uso practicable de contar y de mostrar, que se difunde en forma de meme.
Gemini no ha subido por demostrar mejor puesto en un benchmark de razonamiento, sino por ofrecer una utilidad muy visual que todo el mundo entiende en 5 segundos y que apetece compartir.
Si esto suena emparentado es porque ya lo vimos a comienzos de este mismo año: cuando ChatGPT actualizó su turbina de imágenes, la demanda explotó una vez que la concurrencia supo cómo ocasionar imágenes 'cuquis', con un estilo que la concurrencia asociaba al Studio Ghibli.
Por suerte o por desgracia, no fue un paper publicado en arXiv por investigadores del MIT el que captó la atención general, sino la emoción de ver cómo un cálculo podía distraer atmósferas y personajes típicos de las mejores películas de animación japonesa.
El propio Sam Altman bromeó en X: "nuestras GPUs se están derritiendo", y OpenAI se vio forzada a imponer límites temporales por saturación. Gemini está viviendo ahora mismo una repetición de esa historia. Incluso ya ha habido directivos vinculados al tesina celebrando lo aceptablemente que están logrando capear el pico de demanda a nivel de infraestructura.

La paradoja es que no necesariamente apetito el maniquí que asegura mejor a una pregunta técnica, sino el que genera conversación.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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