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En 2025, cuando el almacenamiento en la montón y los SSD parecen acontecer desterrado definitivamente a cualquier clase de soporte seductor, un pequeño asombro retroinformático acaba de ocurrir: el regulador 'ftape', aquel rancio módulo del núcleo de Linux que permitía percibir unidades de 'floppy tape', ha vuelto a la vida.
Sí, hablamos de esas unidades de respaldo en cartuchos QIC (o, en castellano, 'cartuchos de cuarto de pulgada') que se conectaban al regulador de disquete de la placa colchoneta, o a veces al puerto paralelo, y que parecían condenadas al olvido unido con las cintas VHS.

Cartuchos de cuarto de pulgada, QIC y miniQIC. (vía Wikimedia)
El proyecto, rescatado por Dmitry Brant, consiste en una modernización del código diferente del driver creado en los abriles noventa por Claus-Justus Heine. La interpretación oficial incluida en el núcleo de Linux se mantuvo en la serie 3.04, publicada en 1997, y continuó ahí —sin escasamente cambios— hasta que fue eliminada en 2006, con Linux 2.6.20, oportuno a su escasa utilización.
Mientras tanto, de forma paralela y al beneficio del kernel, el autor siguió desarrollando el regulador hasta alcanzar la interpretación 4.04a en el año 2000, que sería la última antiguamente de que el esquema quedara dejado (y en la que se friso el nuevo esquema).
A primera paisaje puede parecer un deporte de arqueología informática sin mucho sentido a estas jefatura. Sin confiscación, hay dos comunidades que agradecen esta 'resurrección':

¿Alguno va a asomar a hacer copias de seguridad en cintas QIC en 2025? Por supuesto que no. Pero gracias a este esquema, quienes aún tienen datos atrapados en esos cartuchos tienen ahora una forma de recuperarlos.
Por eso, la prioridad del esquema ahora mismo es clara: percibir datos antiguamente que escribirlos, con ceremonia en modos 'forenses' capaces de ignorar tablas de volúmenes o errores de corrección (ECC).
Para la comunidad 'retro', es otra excusa más para desempolvar hardware 'obsoleto' e intentar hacerlo funcionar con un Linux actual
De todos modos, el nuevo 'ftape' no pretende ser un módulo de producción ni retornar a formar parte del kernel oficial. Brant lo distribuye como un módulo independiente (lo que se denomina 'out-of-tree'), lo que permite compilarlo manualmente con `make` (usando el código y las instrucciones de su GitHub oficial), aplicándolo al núcleo Linux 6.8 o superior.
Una vez hecho eso, sólo queda:
Eso sí: el soporte de hardware sigue siendo tan constreñido como en los noventa, porque depende de chipsets concretos de controladoras de disquete o de configuraciones de BIOS.
Más allá del valía técnico del driver, lo fascinante de este caso es comprobar cómo este tipo de proyectos se benefician hoy de una utensilio que no existía en el año 2000: los modelos de habla de gran escalera (LLMs).
Modernizar un driver que quedó congelado hace un cuarto de siglo implica adaptarlo a cambios profundos en las APIs internas del núcleo, en la diligencia de memoria, interrupciones, e interfaces de dispositivos.
Lo que antiguamente podía ser una tarea hercúlea que se prolongase durante meses, hoy se convierte en una colaboración hombre-máquina donde el programador rumbo y los modelos de IA ayudan (sólo ayudan) a traducir sintaxis, encontrar equivalencias y sugerir refactorizaciones.
Vía | Mixx.io
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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