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Al comenzar este mes, las principales plataformas sociales chinas —como WeChat, Douyin o Weibo— comenzaron a aplicar una norma pionera en el mundo: toda alcoba de contenido generada por inteligencia industrial debe padecer una epíteto clara que lo identifique como tal.
La medida rebate al rápido auge de herramientas que han popularizado la creación de textos, imágenes, audios y vídeos sintéticos en cuestión de segundos... pero, en presencia de todo, es la consecuencia de una imposición por ley, la primera de esa clase en todo el mundo.
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Pekín justifica la medida como parte de su fresco campaña "Qinglang" (que puede traducirse como, más o menos, "Claro y Brillante"), destinada a "estafar" el ciberespacio y proteger a los ciudadanos de riesgos como:
En teoría, el etiquetado pretende devolver confianza a los usuarios y evitar que los contenidos sintéticos erosionen la credibilidad de la información.
El reglamento, impulsado por la Sucursal del Ciberespacio de China (CAC) conexo con otros ministerios secreto, obliga a que cada contenido sintético lleve dos tipos de identificadores:
Por otra parte, las plataformas tienen la responsabilidad de realizar estos metadatos y añadir advertencias incluso en casos sospechosos, aunque el creador no haya señalado el uso de IA.

Aunque angurriento, el sistema no está exento de desafíos:
China es el primer país que convierte en obligación justo la diferenciación sistemática entre contenido humano y industrial. Oeste, aunque ha debatido iniciativas similares —hace ahora dos abriles desde que Sumar, partido de la coalición gobernador, puso esa propuesta sobre la mesa—, aún se mueve más lentamente.
El etiquetado obligatorio de contenidos generados por IA en China es un investigación a gran escalera con implicaciones que van mucho más allá de la tecnología. A primera horizonte, se negociación de una logística contra la desinformación y los riesgos de los deepfakes, pero al mismo tiempo refuerza el ecosistema de vigilancia y control de Internet en el país.
Lo que ocurra en China servirá como laboratorio para el resto del mundo: si el sistema demuestra efectividad auténtico contra la manipulación digital, podría inspirar normativas similares en otros lugares. Aunque es posible que varios países se muevan en la misma dirección antiguamente de que podamos tener claro los resultados del investigación chino.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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