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La conversación entre un médico y un paciente pronto tendrá un tercer escucha: una inteligencia sintético. Pero de ser un intruso, se convertirá en un gran 'secretario' del médico. El Unidad de Salubridad del Gobierno Vasco ha anunciado una decidida envite por la IA para trocar uno de los aspectos más tediosos en la destreza de la medicina: la burocracia.
La sanidad vasca, Osakidetza, ya venía utilizando la IA en segundo plano para analizar grandes volúmenes de datos o como sistema de apoyo en diagnósticos. Pero ahora el plan hace que la IA pase a estar en primera cuerda al entrar directamente en la consulta médica. La idea es simple pero potente: que una IA escuche la interacción entre el profesional y el paciente y redacte los informes clínicos automáticamente.
Gontzal Tamayo, recién célebre viceconsejero de Salubridad y Tranformación Digital, lo dejaba claro en declaraciones a Radiodifusión Euskadi: "gran parte del tiempo que emplean los profesionales sanitarios se va tanto en procesos burocráticos como en diagnósticos". De esta forma, el tiempo que el médico dedica a teclear en el ordenador va a producirse a estar en manos de la IA. Aunque hay varios aspectos a tener en cuenta.
"La máquina puede hacer mejor que el humano todas estas tareas que son repetitivas y que tienen un parada componente técnico", afirmó Tamayo. El objetivo aquí es eliminar la carga de trabajo que no aporta un valencia positivo al paciente, e incluso retira partes de los principios básicos de la comunicación médico-paciente, como es el contacto visual durante la consulta para mostrar empatía.


De esta forma, el plan de digitalización se va a gravitar primero en asistentes de redacción clínica donde se usarán modelos de estilo capaces de procesar la conversación natural para gestar informes estructurados y precisos. El problema aquí es que un documentación médico, que entrará adentro de la historia clínica del paciente, es un documento además permitido. Todo lo que se introduzca en este documentación debe ser verdad y conforme a lo que ha dicho el paciente, y aguardar esta importante (aunque tediosa) tarea a la IA puede ser poco que se deba nivelar.
Como segundo punto, el País Vasco va a sospechar por el descomposición inteligente de imágenes como radiografías, resonancias, TAC... para descartar los casos normales y que los radiólogos se centren en las imágenes que si pueden ser patológicas.
Ahora mismo, la destreza médica atraviesa un problema de empatía entre el paciente y el médico. El hecho de que el médico se centre en mirar a la pantalla mientras escribe en los minutos que tiene asignado para la consulta, hace que la consulta sea deshumana. Es por ello que el viceconsejero ha enfatizado sobre todo en este aspecto para discurrir la integración de la IA:
"Lo que en ningún momento puede sustituir la máquina es al componente humano, a lo que supone la comunicación directa, a tocar y a comunicarte con el paciente"
Y es que ahora mismo una inteligencia sintético con las fuentes adecuadas y una relación de síntomas puede gestar un dictamen casi acertado. Pero lo que no puede obtener es ofrecer un trato humano, que para muchos es fundamental en la atención que reciben por parte de su médico. Aunque todavía queda proporcionado para aguardar 100% una tarea tan importante como la elaboración de informes médicos en una IA, requiriendo igualmente una supervisión humana.
Imágenes | National Cancer Institute Julia Zyablova
Vía | El Correo
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